En un bosque frondoso vivía Antuán, un árbol anciano de robustas ramas y corazón generoso, que había presenciado muchas estaciones a lo largo de su vida. Un día, una oruga curiosa llamada Mila llegó a la base de Antuán, con el sueño de convertirse en mariposa y explorar el mundo, aunque temía el proceso de metamorfosis.

Antuán, con su voz serena, le ofreció su amistad y apoyo, asegurándole que estaría a su lado durante todo su viaje. A medida que pasaban los días, la amistad entre el árbol y la oruga se fortaleció. Antuán compartía sus historias de las aves y tormentas, mientras Mila le hablaba de sus sueños y miedos.

Cuando llegó el momento de tejer su capullo, Mila estaba asustada, pero Antuán le recordó que la amistad es un refugio seguro en tiempos de cambio, y prometió cuidar de ella hasta que se transformara. Confiando en su amigo, Mila se envolvió en su capullo y Antuán la protegió diligentemente de la lluvia y el sol.

Finalmente, Mila emergió como una hermosa mariposa con alas de colores vibrantes, agradeciendo a Antuán por creer en ella cuando ella no podía. Antuán, conmovido, le animó a volar alto, recordándole que siempre tendría un hogar en el bosque y un amigo en él.

Mila voló hacia nuevas aventuras, pero siempre regresaba al bosque, a la sombra protectora de Antuán, donde su amistad había florecido contra todo pronóstico.